Amar la voluntad que nos quiere. Parte II
Parte II. (Conferencia del lunes 20 de abril de 2009), Michel Onfray profundiza en el pensamiento de Nietzsche, centrándose en la biografía como clave de lectura filosófica, las tres metamorfosis del espíritu, el concepto de voluntad de poder, y el ideal del superhombre.
6/9/20259 min read


El niño debe superarse para realizarse, no puede, por definición, quedarse como niño, él encarna, entonces, el suprahumano del porvenir, encarna también la frescura, lo nuevo y la pura vitalidad más allá del bien y del mal; los niños ignoran lo que hay que hacer o no hacer, lo que está bien o mal, el vicio y la virtud; los padres, teóricamente, enseñan esas cosas, el niño no lo sabe, y lo que los iraníes le hacen decir y va a darle un cuerpo, una figura, una apariencia, una palabra, una intención, un comportamiento, una vida, una existencia e incluso había un proyecto de muerte para Zaratustra; Nietzsche consideraba la posibilidad de un suicidio en un volcán, como Empédocles, o alguna otra manera de morir, pero esos fueron solo proyectos no realizados. Entonces va a darle carne a esta figura, una carne conceptual, que le permitió experimentar la alegría de saber, es decir, la ocasión de aumentar la culpabilidad, pero el pensamiento pagano consideraba el examen de conciencia como la posibilidad de hacer un balance sobre lo que uno es, a fin de poder imaginar lo que puede uno ser, para poder imaginar lo que seremos, es decir, cuestiones de edificación personal: no estuve lo suficientemente bien, o fuerte, o elegante, o magnánimo, en lugar de decirse: he pecado, voy a rezar, etc. es así como ocurre en la lógica cristiana. En la lógica pagana "Quiero aprender, cada vez más, a considerar la necesidad en las cosas, como lo Bello en sí; así seré uno de esos que embellecen las cosas. Amor fati: que este sea, desde ahora, mi amor". Entonces, "aprender cada vez más, a considerar la necesidad en las cosas" supone, efectivamente, una metafísica, una ontología, es decir, una teoría del ser, un pensamiento del ser, supone una visión del mundo, quiere decir, un poco como Jean-Marie Guyau, que se puede tener un pensamiento amplio, ampliado, un pensamiento que sabe que la idea es más verdadera que lo real y que lo inteligible es incluso más verdadero que lo sensible, es decir que, el mundo de las ideas puras tiene más verdad que el mundo sensible. Nietzsche dice, evidentemente, como todos los materialistas dignos de ese nombre: conténtate con este mundo, porque es el único que hay, no hay otro, aun si su materialismo es un vitalismo y no se reduce al atomismo de los grandes antiguos. La solución, entonces, en esta proposición que nos hace, es una etapa, no de aceptación, sino de deseo de lo que adviene. Amen lo que adviene, es el sentido del Amor fati. No hay que pedirle nada a la vida, nos dice Nietzsche, no tendría ningún sentido, puesto que lo que ha ocurrido, no puede no haber ocurrido, no pudo no haber ocurrido, puesto que, de todos modos, es la necesidad. Lo que adviene, adviene por necesidad pura, arréglensela con ello, no sirve de nada recriminar o quejarse o rebelarse contra la negatividad.
Hay enfermedad, hay que querer la enfermedad que está allí, el estoicista decía, de manera precisa y es una lección de sabiduría, que hay cosas que dependen de nosotros y otras que no, no sirve de nada molestarse por algo que no depende de uno, por otro lado, en lo que depende de uno, hay que actuar, hay que trabajar; pero lo que no depende de uno, hay que tratar de aceptarlo; Nietzsche diría "deséenlo y ámenlo". Evidentemente, todo esto supone una nueva moral, había una moral muy antigua que es la del judeocristianismo, pero también estaba la moral científica, Marx, por ejemplo, Auguste Comte y algunos otros que pensaban que había verdades científicas y que había que construir sobre estas verdades científicas para lograr una moral digna de ese nombre. En el mismo siglo hubo otra hipótesis, una hipótesis que podríamos llamar dandi, la de Baudelaire; la moral es necesaria, desde luego, pero no debe ser puesta en relación con lo divino, con lo sagrado, con la trascendencia, con el más allá, con lo que está más allá, sino que la cultura que tienen que obtener esculpiendo el mármol, originalmente nuestra existencia es una especie de bloque de mármol sin forma y si no hacemos nada con este bloque de mármol amorfo, se quedará amorfo, pero, si, en cambio, le damos una forma —en el sentido filosófico del término informar— dar forma a vuestro bloque de mármol, entonces, producirán algo, no necesariamente una obra de arte, pero hay que producir una obra original, singular, sin doble, que obedezca a vuestra naturaleza. Que se pueda solicitar al arte una solución al problema de la existencia. Es la época en que Nietzsche nos dice que la vida solo se justifica como fenómeno estético, es la época del camello. En la época del león, él nos dice que la vida solo puede ser pensable como solución estética también. Se trata de practicar una poética de la existencia. Lo que Epicuro nos propone en este idilio heroico, que es el modelo de esta segunda etapa de la vida nietzscheana, es también hacer de su vida una obra de arte, como lo proponía el año pasado, quien consideraba que había que observar de manera diferente y que, algo que podría parecer una catástrofe aquí, podía ser una bendición en otra parte, si se consideraba de otro modo, cambiar la perspectiva. Y Nietzsche nos dice cómo hacer para entrar en la escuela de los artistas; nos dice que hay que mantenerse a distancia de las cosas a fin de atenuar los detalles. La distancia adecuada, ni muy cerca, ni demasiado lejos. De muy cerca no vemos, y de muy lejos tampoco. Si se ven las cosas con vidrios de color, todo se ve rosa, o negras; hay un real, es el mismo, pero con los vidrios de color se ve todo de ese color, es una lógica de la voluntad; si quieren ver lo real de cierta manera, es decir, positivar hacia lo real, entonces van a encontrar siempre algo de esta realidad, que, si no, sería desagradable, destructiva, dañina o dolorosa. Hay que solicitar lo real bajo una luz particular, nos dice, y da el ejemplo del ocaso, pienso también en las pinturas de Claude Laurent que le gustaban particularmente, todo es relativo y esa es la única verdad que podemos proponer, todo es relativo, en función de quién lo mira, del sujeto, del personaje que se instala ante el mundo y podríamos —aunque este no es el lugar— podríamos mostrar que este breve aforismo de La gaya ciencia está en el origen de todo el arte contemporáneo, podríamos mostrar que, el cubismo, por ejemplo, procede de esta lógica de la perspectiva. Cuando estamos en una lógica post-fotográfica —la fotografía hace que el pintor ya no es el salvador el que hace la pintura, nos dirá Marcel Duchamp. Entonces, vean que esta proposición ética es una proposición estética y que no es metafórica, es real y tendrá consecuencias en la historia del arte.
Toda la modernidad estética, incluso en la música, es pensable a partir de esta proposición que nos hace Nietzsche. Concretamente, ¿qué hacer? Dejen de creer en lo que les han dicho y vean lo real como lo que es verdaderamente. Nietzsche nos dice que lo real es la voluntad de poder, que hay gozo en ser, que hay gozo en el poder de existir —utilizando una expresión de Spinoza— que hay gozo en el puro placer de existir —expresión de Epicuro, en este caso— y que hay que desear este gozo, hay que desear el aumento de su poder de existir, y tendremos, al mismo tiempo, el gozo. Entonces no hay que buscar el gozo, hay que buscar el aumento del poder de existir, y cuando se logre, de manera accesoria, se obtendrá el placer. Entonces, es un hedonismo secundario, digamos, el hedonismo nietzscheano, la construcción de sí como de una obra de arte, Nietzsche nos dice: "Seamos los poetas de nuestra existencia, y, en primer lugar, en los detalles más mínimos y banales" Sean, entonces, los poetas de vuestra existencia; sean, entonces —poiesis— los creadores de vuestra propia existencia, nadie va a crear vuestra vida en vuestro lugar, ustedes tienen que crearla, si ustedes no la crean, no será creada; si no esculpen vuestro bloque de mármol amorfo, se quedará amorfo y ofrece uno lo que se carga, de hecho, se ve antes y mejor y se proponen soluciones posibles en materia de ética, de comportamiento. La tercera frase: "Lo que quiero es crearme un sol personal"; "crearme un sol personal" podría ser una frase de Baudelaire, es una invitación que les hago, créense un sol personal y la proposición que les hago de mostrar cómo Nietzsche se crea él mismo un sol personal, no es una invitación a hacer lo mismo que Nietzsche, desde luego, es un trayecto personal, y además sus ideas no invitan a eso. El error en cuanto a la voluntad de poder es pensarla como una categoría darwiniana, pensarla como una categoría casi biológica, yo diría, pero no es una categoría biológica, no nos remite a la vida —si recordamos la etimología de biología— nos remite más bien a la fuerza del universo, lo cual tiene que ver más con la física que con la biología. Y luego está el "wille zur macht" en alemán, es importante decirlo en alemán, ya saben que yo que hace la vida de lo vivo, es lo que hace que haya un tropismo de la planta hacia la luz. Cuando el girasol, se mueve hacia el sol, está obedeciendo a la voluntad de poder, es eso la voluntad de poder. Y bien, no somos solo girasoles, pero sí, un poco, somos lo vegetal, somos lo mineral, lo animal, lo humano. Somos todo eso y como tales, obedecemos a esta vitalidad. Entonces, lo primero para hacer de su vida una obra de arte, para construirse, para "estetizar" su existencia, es que hay una fatalidad, una necesidad de vuestro mecanismo de relojería, hay una necesidad del mecanismo cósmico, una necesidad integral, cada uno es lo que una fuerza lo hace ser, ustedes son lo que una fuerza los hace ser y, a priori, no tienen elección para ser otra cosa que lo que son porque esta fuerza es la voluntad de poder y la verdad de vuestro ser es la voluntad de poder. Hay que obedecer a la necesidad, nos dice Píndaro, somos fragmento de cosmos, devenir lo que somos, lo que tomó forma en ustedes, es puntual porque no durará, porque no dura, cambia constantemente, ustedes son, sin serlo y siéndolo, al mismo tiempo, el niño que eran y vamos hacia una desaparición de esa cristalización, pero, al mismo tiempo, esta voluntad de poder va a perdurar, les aseguro esta noche, vuestra inmortalidad, bajo la forma de voluntad de poder, no estoy seguro de que esto les facilite la vida o que los tranquilice un poco, pero es la proposición que Nietzsche nos hace y verán que efectivamente, si estamos en una mala definición de la libertad y si creemos que la libertad es poder hacer lo que queremos, cuando y como queremos; esa es una definición de la licencia, pero no es, en absoluto, una definición de la libertad. De hecho, no podremos responder a estas preguntas y permanecerán como aporías, como callejones sin salida de los que no podremos deshacernos. Hay que redefinir la libertad considerando que es consentimiento a la necesidad, la libertad no es hacer lo que queremos, hay que desear lo que nos quiere y amarlo.
Por esa razón, el título de esta charla es "Amar la voluntad que nos quiere" Hay que amar la voluntad que nos quiere y de ese modo creamos la libertad, la usamos, estamos en la lógica del Amor fati y, sobre todo, descubrimos la serenidad, es lo que nos interesa, ya que estamos en la perspectiva de una lectura existencial de Nietzsche en la perspectiva de una sabiduría existencial. Ahí tienen lo que concierne al niño y las hipótesis posibles porque muchas de las aventuras de Zaratustra solo son pensables si conocemos las anteriores experiencias biográficas de Nietzsche. Es evidente que podemos ver aquí o allá algo que nos puede remitir a la biografía o a la autobiografía, pero no es siempre simple, hay en La canción de los sepulcros, uno de los cantos de Zaratustra, una referencia al cementerio. Las muertes reales están ahí, desde luego, el padre, el hermano y los otros desaparecidos, pero también las simbólicas de Wagner. Habrá dos crueldades, yo diría, cinco años después de la muerte de Wagner, Nietzsche escribe El caso Wagner y Nietzsche contra Wagner, que no son textos muy lindos, yo diría, que son textos bastante violentos, pero, al mismo tiempo, es la hipótesis que les propongo y a la que nos dirigiremos en la próxima sesión, yo pienso que Así habló Zaratustra podría ser comprendida como una gran ópera wagneriana sin música. Me toca explicarles lo que eso quiere decir en nuestro próximo encuentro.